El domingo vi una entrevista televisiva a José Múgica, presidente del Uruguay, llena de frases con una sabiduría y coherencia fuera de lo normal. Quise escribir relacionando sus ideas con tópicos de la psicología positiva como el crecimiento postraumático, la gratitud, la generosidad o la relación entre la riqueza y el bienestar. Pero sus palabras son más que suficientes:
“La felicidad no es una cuestión material. Mi definición de pobreza es la de Séneca: Pobres son aquellos que precisan mucho. Es mejor vivir ligero de equipaje. Nuestros abuelos nos enseñaron que con una navaja se afeitan tres generaciones. El consumo mueve la economía, pero no vayas a creer que desarrolla tu vida. Cuando gastas en el fondo lo que estás gastando es el tiempo de vida que se te fue (para ganar el dinero). Estuve con Rockefeller, que con 98 años sigue acumulando plata. ¿Qué sentido tiene? Planteo la sobriedad para tener más tiempo para vivir la vida de acuerdo a las cosas que te motivan. La generosidad es el negocio mejor. Tenemos que empezar a pensar como especie. Hay que pensar por el mundo entero. Los que vivimos mejor tenemos responsabilidad de los que viven mal”.
De sus años de cárcel y torturas destacó: “Fue la etapa más importante de creación de mi pensamiento. La soledad es tal vez lo peor después de la muerte. Pero no sería quien soy si no hubiera vivido esa etapa. Se aprende a buscar fuerzas dentro de uno mismo. Derrotados son los que dejan de luchar. Transmítele a los jóvenes que se puede empezar de nuevo una y mil veces”.
“No hay mejor lenguaje que la verdad de lo que las cosas son. Nadie es más que nadie. Es bueno vivir como se piensa, de lo contrario pensarás como vives. La cosa más grande que tienes es que estás vivo. Es un milagro que estés vivo”.
Preguntó Múgica al entrevistador: “¿Usted tiene ojos para ver?” Y me pregunto: ¿Tenemos ojos para ver?
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