martes, 22 de abril de 2014

Un sueño reparador

Quizá exageraba Calderón afirmando “que toda la vida es sueño”. En el país de la siesta cada vez dormimos menos. En España actualmente se sacrifican más horas de sueño para atender a la familia y al trabajo. Dormir menos de lo necesario puede comprometer la salud física y mental, relacionándose con accidentes y enfermedades cardiovasculares.


El sueño es una manera natural de recuperar energía. Se recomienda a los adultos dormir siete u ocho horas diarias, pero lo importante es despertarse descansado. Existen cuatro ciclos de sueño, durante los que se producen diferentes ondas cerebrales y una fase REM, en la que soñamos mientras movemos rápidamente los ojos. Las personas mayores entran más rápido en sueño profundo, duermen menos, pero su sueño es más reparador.

Para dormir bien es importante no realizar previamente actividades que puedan activarte. Dos horas antes de dormir es mejor no realizar ejercicio, ni ducharse o comer. Es preferible hacer actividades que relajen o generen bienestar, como lecturas que no te preocupen, ver la televisión o meditar.

Una buena idea es redactar un diario de gratitud, escribiendo tres cosas que hayan ido bien durante el día. ¿Por qué funciona este ejercicio? La amígdala guarda la información emocional y el hipocampo codifica los recuerdos a largo plazo. Estas zonas del cerebro trabajan mientras soñamos. Si llevamos los problemas a la almohada, seguramente nos desvelemos pasando la noche en blanco. Recordando sucesos positivos es probable que estemos indicando al cerebro que todo marcha bien, contribuyendo a conciliar un sueño reparador.

Un amigo realizó durante meses este repaso mental de sucesos positivos. Es amante de las películas de acción y muchas noches tenía sueños estresantes, perseguido como el protagonista de un thriller. Ahora tiene sueños más positivos, a veces se despierta riéndose a carcajadas.

Según André Maurois lo que hace falta para ser feliz es “un poco de cielo azul encima de nuestras cabezas, un vientecillo tibio, la paz del espíritu”. Parece también ideal para echarse la siesta en primavera.

miércoles, 9 de abril de 2014

El secreto para estar bien

Existe un remedio eficaz para reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, para mejorar el estado de ánimo, para sentirnos más felices y relajados. Además previene muchas enfermedades como la hipertensión, la diabetes tipo II, los cánceres de mama y colon. Aumenta el colesterol bueno y disminuye el malo. Incrementa la capacidad de consumir oxígeno del organismo. Ayuda a controlar el peso y reduce la grasa corporal. Desarrolla la fuerza muscular y la resistencia, aumentando la energía. Por último, mejora la calidad del sueño, sin necesidad de tomar una sola pastilla. ¿Cuál es ese remedio milagroso que puede mejorar tan asombrosamente nuestra calidad de vida?: La actividad física.


Quien descubrió los beneficios del ejercicio físico como fuente de salud, fue el médico inglés Jeremy Morris. Demostró por primera vez la relación directa entre la práctica habitual de ejercicio físico y una menor mortalidad debida a enfermedades cardiovasculares. Comparó a los conductores de autobuses de dos plantas en Londres, que pasaban el día sentados, con los cobradores que constantemente andaban subiendo y bajando escaleras. Los cobradores tenían mucho menos riesgo de enfermar del corazón.

La Organización Mundial de la Salud recomienda a los adultos entrenar un mínimo de 150 minutos semanales y el doble a los niños. Pero dedicando más tiempo, aumentan los beneficios. Es recomendable realizar al menos 30 minutos de actividad diaria o caminar 10.000 pasos o su equivalente nadando, corriendo, bailando o montando en bici. El mejor predictor de la esperanza de vida es la capacidad de andar. Cuanto más deprisa caminas, más años vives. Este tipo de actividades aeróbicas, que mueven grandes grupos musculares, son la más saludables, pudiéndose complementar con ejercicios de fuerza, flexibilidad y equilibrio. No es aconsejable realizar ejercicio de noche, pues podría impedir conciliar bien el sueño. Una última propuesta: diviértete. Puedes mantenerte activo jugando con tus hijos, paseando con tu pareja, escalando una montaña o remando en piragua por el río. Elige lo que más te guste y disfruta.

miércoles, 2 de abril de 2014

Cosas por las que merece la pena vivir

Hace días pregunté a mi hija: ¿De qué escribo esta semana? Y me dio un buen título para este artículo. Recordé un escrito de Facundo Cabral titulado “no estás deprimido, estás distraído” en el que describe infinidad de motivos para apreciar la vida: “Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo”. Cuentan que Buda dijo: “El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”.

Empezaré mi lista: Hablar. Disfrutar contando historias. Tener amigos y poder conversar con ellos. Saber leer. Entender lo que escribieron otros, incluso sabios de hace miles de años. Escribir. Poder expresar libremente mis ideas. Guardar recuerdos en un diario. Redactar una carta de amor. Escuchar. Sonidos agradables como una orquesta o emocionantes como el llanto de un recién nacido. Comprender enunciados que ayudan a vivir como “te quiero”

Ver. Distinguir millones de colores diferentes. Mirar detrás de los cristales en una tarde lluviosa y contemplar la aparición del arco iris. Ver nacer y crecer a mis hijas. Imaginar. Planear nuevos objetivos. Atisbar lo bueno que me deparará el futuro.

Oler. La fragancia de un perfume. El vapor de un guiso. El olor de un bebé mientras duerme. El aroma de un limón recién cogido del árbol.

Saborear. Dulce, salado, ácido, amargo, agridulce. Comer lo que me gusta. Celebrar con la familia junto a una mesa. Tomar un aperitivo con los amigos. Merendar sobre la hierba de un parque. Brindar a tu salud.

Sentir, a los otros y a mí mismo. Sentir placeres, emociones y sentimientos que me hacen feliz. Sumergirme en el agua y notar la ingravidez. Abrazar y besar a quienes quiero. Ser capaz de amar y ser amado. Dormir. Soñar. Despertar. Hacer realidad mis sueños. 

Pensaba Nietzsche que “quien tiene un porqué para vivir es capaz de soportar casi cualquier cómo”. Como si buscaras figuras escondidas en las nubes, encuentra los motivos que hacen brillar tu vida.