miércoles, 26 de septiembre de 2012

El virtuoso futbolista triste

Un mediático futbolista dijo que estaba triste y fue la noticia del mes. Me sorprende que una emoción pueda levantar tanta expectación, porque las emociones cambian constantemente y todo el mundo las siente, salvo quizás los psicópatas. Lógicamente, lo noticiable tiene que ver con que se trata de una persona con indudable éxito, con muchas razones para sentirse agradecido: es admirado por su talento deportivo, es rico, famoso, posee cualidades físicas portentosas y además es guapo.

Sospecho que este revuelo parte de una concepción social predominante sobre el éxito, por la que aceptamos que existe relación directa entre el éxito y la felicidad. Pensamos que, al tener éxito, luego seremos felices. Pero tras conseguir un logro nos planteamos un reto mayor, en una carrera interminable. Shawn Achor propone justamente lo contrario: “si la felicidad viene después, nunca la vas a alcanzar”. Plantea invertir la ecuación del éxito: si somos felices tendremos más éxito. La mayor parte de nuestra felicidad no proviene del exterior, si no de la manera en que procesamos lo externo. Cuando en el cerebro predominan emociones positivas aumenta la creatividad. Esto podría explicarse porque la dopamina es un neurotransmisor que nos permite sentirnos felices y a la vez activa los centros cerebrales del aprendizaje, logrando que nos adaptemos al mundo de manera diferente.


Para entrenar al cerebro para que sea más positivo Achor propone las siguientes actividades: escribir tres motivos diarios de gratitud durante 21 días (para buscar las cosas positivas que hay en nuestra vida), meditar (ayuda a concentrar la atención en el momento presente), hacer ejercicio físico y realizar actos de bondad desinteresada. 


Tal vez la carrera hacia el éxito nos empuje a aplazar indefinidamente la felicidad hasta alcanzar la meta, que ponemos cada vez más lejos. Robert Louis Stevenson decía que tenemos tanta prisa “por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir”. Por ganar, no olvides disfrutar del juego.

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