Con los propósitos de Año Nuevo suelen pasar dos cosas: o te
pones en marcha para conseguirlos o se quedan en buenas intenciones.
Para cumplir un objetivo el primer paso es escribirlo.
Concretarlo por escrito ayuda a comprometerte a realizarlo. Luego cuéntaselo a
alguien e infórmale de tus avances.
Un buen objetivo es marciano. No significa que sea de otro
planeta. En realidad se trata de una regla para recordar cómo definir bien las
metas, formando un acrónimo con las letras de MARTE. Los objetivos deben ser:
Medibles: “Preservar el medioambiente” es difícil
de medir, pero es posible verificar si reciclas los envases o contar los
desplazamientos que haces en bici.
Alcanzables: no
es sensato perder veinte kilos en un mes, aunque resulta factible a largo
plazo.
Retadores: el
objetivo debe motivarte e implicar cierta dificultad para que movilices tus
recursos para alcanzarlo. Tiene que merecer la pena y ser importante para ti.
Escalar una montaña, estudiar una carrera, aprender a cocinar, encontrar el
amor de tu vida, tener hijos y educarlos bien… Hay retos para todos los gustos.
Tiempo limitado:
hay que determinar un tiempo máximo para conseguirlo. Si tu meta es correr diez
kilómetros con una marca determinada, puedes planificar el entrenamiento para
lograrlo en un año.
Específicos: a
veces los propósitos son muy imprecisos y es necesario concretarlos bien. No es
lo mismo proponerse “tranquilizarse” que
“meditar con atención plena todas las
mañanas durante media hora”. El segundo objetivo permitirá reducir tu
estrés, pero te proporciona información sobre qué hacer, cómo, cuándo y cuánto
practicar para conseguirlo.
Hay objetivos más fáciles y más complicados. Los fines a
largo plazo deben descomponerse en hitos más pequeños. Requieren constancia,
esfuerzo, optimismo y disfrute. La personalidad y la edad pueden influir
también en su consecución. Replantéalos de vez en cuando. No es cuestión de
todo o nada. Puedes obtenerlos en un porcentaje menor o aplazarlos. Del proceso
puedes obtener aprendizajes valiosos. Recuerda: más importante que llegar, es
disfrutar del camino.
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