Hace unos meses presenté un libro
en una librería que estaba a rebosar de familiares y amigos. Asistió también una
mujer extranjera con su familia. Unos días después me comentó que estuvieron a
punto de marcharse porque, como todos éramos españoles, se sentían fuera de
lugar. Los presentadores fueron mis hermanos que, entre humo y música
galáctica, aparecieron disfrazados de extraterrestres con ojos saltones y
cerebros prominentes. Las risas empezaron a brotar y lo pasamos verdaderamente
bien con sus divertidas preguntas. Puedo presumir de haber tenido una
presentación de otro planeta. Aquella mujer me dijo: “con la risa desapareció el miedo”. Se quedó hasta el final y le
pareció una buena idea haber empleado el humor para relajar el ambiente.
El filósofo John Monreall afirma que la risa es un signo de confianza y puede
ayudar a inhibir la respuesta agresiva. Psicólogos de la Universidad de Kansas
demostraron en 2012 que sonreír al padecer una situación estresante permite
disminuir los efectos nocivos del nerviosismo sobre el organismo, al reducir la
frecuencia cardiaca. Sonriendo nos recuperamos mejor de las situaciones
estresantes. Tara Kraft y Sarah Pressman observaron a personas que
sonreían mientras metían la mano en agua helada. Tras recuperarse tenían una
frecuencia cardiaca más baja que los que mantenían una expresión facial neutra.
Aunque no supieran que estaban sonriendo, al sostener con los labios unos
palillos que forzaban sus músculos faciales para mantener una sonrisa. Concluyeron
que sonreír durante situaciones estresantes breves puede disminuir la
intensidad de la respuesta del organismo al estrés, independientemente de
sentirse feliz o no. Pressman recomienda esbozar brevemente una sonrisa en situaciones
estresantes como un atasco. “No sólo va a
aguantar mejor su situación psicológicamente, sino que además así ayudará a
mantener la salud de su corazón”.
Decía Landero que “la risa es, en
tiempos de crisis, una forma de rebeldía”. Que no se te escape ninguna oportunidad
para reír. A los cuatro meses ya sonreíamos a nuestros padres. Es algo bueno
para vivir.
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