Recientemente me contó mi cuñado
los valores que aprendió jugando al baloncesto, que le sirvieron después en
otras facetas de su vida. Aprendió que “dependes de los demás”. Puedes jugar
muy bien un partido y, si los compañeros no están bien, perderlo. O jugar fatal
y que tu equipo te ayude a ganar. “Olvídate del resultado”. Céntrate en hacer
las cosas lo mejor posible, porque lo que importa no es el resultado sino el
proceso. “Acepta lo que ocurra”. Unas veces se gana y otras se pierde. Da igual
si el azar hace que el aro escupa el balón o que el árbitro decida que sonó la
bocina antes de que entrara tiro decisivo. “En el juego, aunque sea
competitivo, no jugamos contra el rival, jugamos con él”. Juega limpio.
Muchos autores afirman que el
deporte y la actividad física pueden ser buenos medios de trasmisión de los valores
de respeto, autocontrol, autoestima, empatía, esfuerzo y cooperación. Estas
fortalezas personales no se desarrollan de forma automática, dependen de la
elección de las actitudes a transmitir y del uso correcto que hagan padres,
entrenadores y jugadores.
La actividad física aporta
múltiples beneficios para la salud y la prevención de enfermedades. La OMS estimó en 2004 que la inactividad física es el cuarto factor de riesgo de
mortalidad. Según estudio reciente, en España se podrían evitar el 13,4 % de
muertes si todas las personas inactivas se volvieran activas físicamente. El
ejercicio también mejora el bienestar mental, reduciendo los síntomas de
ansiedad y estrés, mejorando el sueño, la función cognitiva y el bienestar
social.
Entre los propósitos para 2014 puedes plantearte ponerte en forma, mejorando tu salud y bienestar al practicar algún deporte o actividad física. Existen posibilidades para todos los gustos, edades y bolsillos. Desde salir a andar, hasta apuntarte a un gimnasio o a un equipo. Decía Píndaro que “no hay mejor mérito que saber aprovechar todas las oportunidades”. Saca partido de todo lo que el deporte puede ofrecerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario