miércoles, 29 de octubre de 2014

Aprender del último adiós

Una mujer me contó algo admirable. Se encontró con un amigo suyo y se interesó por cómo estaba, pues su pareja padece Alzheimer. Sujetándole fuerte el brazo, para hacer más indudable su afirmación, le contestó: “De verdad que estoy bien. Estoy acompañando en su deterioro a la mujer que yo quiero”. Escapó mi asombro con una exclamación. Me pareció extraordinaria esa serenidad para aceptar lo que le toca hacer en este momento, sin lamentarse por ello.

Las experiencias traumáticas pueden ayudarnos a valorar mejor la vida, a apreciar lo verdaderamente importante, a percibir el apoyo altruista que brindan los amigos para recuperarnos, aliviar las pérdidas y volver a florecer. Hablar sobre esas vivencias me ha resultado liberador. Son momentos “buenos-malos”, una mezcla de emociones dolorosas y positivas. Esos instantes me han servido para replantearme cómo estoy viviendo y lo que quiero llegar a ser. Algunas circunstancias irremediables, como la pérdida de mi padre, me han enseñado lecciones valiosas:

Todas las lágrimas terminan aflorando. No lloré cuando murió mi padre. Tiempo después, tuve una llantina en otro entierro, sin conocer al difunto. Aquellas lágrimas lloradas a destiempo eran para mi padre.

“No dejes nada por decir” es un consejo que les doy a mis amigos. No pude expresar a mi padre todo lo que me gustaría haberle dicho. Nuestros mayores no están para siempre. Cuéntales lo que necesites explicar y deja que te cuenten.

Los verdaderos amigos están “a las duras y a las maduras”. Un simple abrazo puede hacer mucho bien. Me reconfortó entonces el abrazo de un amigo. Ya no subestimo la importancia de estar presente, en los momentos difíciles, con las personas que quiero.

Aprovecharé todas las ocasiones para celebrar los éxitos con mi familia. La vida no tiene un “control Z”, como mi procesador de texto, que me permita volver atrás para disfrutar juntos.

“Recibimos y perdemos”, como dijera André Dubus, para "abrazar con todo corazón lo que quede de la vida después de las pérdidas”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario