martes, 11 de noviembre de 2014

El valor del dinero

¿Aporta el dinero felicidad? Depende. La paradoja de Easterlin predice que si alcanzas unos ingresos mínimos que permitan vivir decentemente, haría falta conseguir mucho más dinero para provocar un incremento de felicidad. El aumento de la riqueza en los países pobres va a la par con la satisfacción con la vida. Pero en los países ricos, aunque los ingresos por persona hayan aumentado, el nivel de felicidad permanece estable. Los norteamericanos más ricos son igual de felices que los inuit de Groenlandia. Como nos adaptamos fácilmente a las posesiones materiales, necesitaríamos estímulos continuos y novedosos para  aumentar el bienestar. Esto implicaría, según Richard Layard, entrar en “la cinta andadora del hedonismo”. Para este autor, el secreto de la felicidad está en buscar aquello a lo que no nos terminemos de adaptar nunca, como la amistad.

No siempre el dinero aporta felicidad. Una persona me contó una hermosa anécdota. Encontró unos billetes tirados en la calle. Se cruzó de acera y esperó. Estuvo allí un buen rato observando hasta que apareció un chaval que daba vueltas mirando por el suelo. Le preguntó qué buscaba y, al coincidir su respuesta con lo que había encontrado, le devolvió el dinero. Me dijo que no se sentía bien quedándose con algo que no era suyo.

Según algunos estudios gastar el dinero en otras personas tiene más impacto en la felicidad, que gastarlo en uno mismo. Es más beneficioso para el donante que para el receptor. También parece que, para aumentar el bienestar, es preferible comprar experiencias: ir al teatro, apuntarse a un curso de yoga o viajar. O cosas que proporcionen experiencias, como una bicicleta.

“¡Qué feliz soy! ¡Cuántas cosas que no necesito!”. Emulando a Sócrates paseando por el mercado, puedes preguntarte antes de comprar algo que no necesites: ¿Me dará felicidad a largo plazo? ¿Qué valor aportará a mi vida? No confundas, como dijera Antonio Machado, valor y precio. La felicidad se experimenta, no se compra, aunque los anuncios digan lo contrario.

En el siguiente vídeo puedes ver un ejemplo de cómo gastar dinero en otros puede aumentar la felicidad.


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