Esta Navidad viví una experiencia emotiva
con mi coral. En estas fechas solemos cantar villancicos en las calles de mi
ciudad. Muchos transeúntes se paran, curiosos, a escuchar. Al final, entonamos
“Noche de paz”. Una compañero propuso al director que nos dispersáramos entre
el público y cantásemos con ellos.
Fue muy curioso cantar, mientras te
cruzabas con otras voces: los sonidos graves de los bajos, los agudos de las
sopranos o las armonías intermedias de las contraltos. Fue muy emocionante. La
música une a las personas y tiene el poder de emocionar. Vi caras de sorpresa y
admiración entre el publico, apareciendo alguna que otra lágrima. Una mujer
dijo: “ya me habéis hecho el regalo de
Navidad”.
Los mejores regalos no tienen que ser
algo material. Las experiencias aportan, a largo plazo, mayor bienestar que los
objetos. La felicidad que se siente por un regalo material es pasajera. En
cambio, la felicidad que proporciona una experiencia es duradera, porque
podemos recordarla siempre.
Esta Navidad prueba a regalar
experiencias: una escapada a un hotel, entradas para el teatro o para un
concierto, un masaje relajante… Si regalas objetos, procura que proporcionen
experiencias, por ejemplo, una bicicleta, un juego de mesa o un equipo de
sonido. Están de moda los juegos de escape, que están diseñados para
proporcionar una experiencia de fluir. Es una emoción positiva que aparece
cuando estamos muy implicados en una tarea, que supone un reto y hace perder la
noción del tiempo. En estos juegos pueden participar grupos de hasta seis
personas y hay que descifrar varios enigmas, para poder escapar de la sala,
antes que finalice el tiempo establecido.
Lo que proporciona mayor bienestar son
las relaciones interpersonales positivas. Para sentirte bien, no hay mejor
regalo que volver a estar con los que te quieren. En Navidad también se puede
sentir nostalgia por los que no están. Entonces, como decía André Dubus, “podemos abrazar con todo
corazón lo que quede de la vida después de las pérdidas”.
Un abrazo sincero que dure al menos 20 segundos es tan bueno que produce oxitocina ,que es la hormona del amor,de sentirse querido.Por tanto abraza,abraza con el corazón.
ResponderEliminarGracias Enrique leer tus artículos también es un regalo.
ResponderEliminarNo conocía la frase de Andrés Dubus pero me ha encantado.