miércoles, 9 de julio de 2014

El jardinero de tu corazón

Para que florezca una planta necesita cuidados diarios: plantar la semilla, regarla con el agua justa, abonar y airear la tierra, apartar las malas hierbas y hojas secas. Así, un buen día llega la primavera y aparecen hermosas flores o sabrosos frutos.

Los seres humanos necesitamos los mismos cuidados para crecer personalmente: tratarnos adecuadamente, con una actitud compasiva, tolerante y amable. A veces, en vez de atendernos con el mimo que daríamos a un recién nacido, nos tratamos duramente, juzgándonos y culpabilizándonos. Esas actitudes pueden suponer un lastre para nuestro florecimiento.

Metta es una palabra pali traducida como amor incondicional. Implica una visión de la existencia en la que todo está interconectado y es mutuamente interdependiente. Barbara Fredickson considera que las emociones positivas abren la conciencia. Ha llamado “resonancia positiva” a la experiencia de sentir las emociones positivas también entre los individuos, aumentando su sincronía biológica (en los latidos del corazón y la frecuencia del campo eléctrico del cerebro) y la motivación de cuidar al otro.

La meditación Metta puede practicarse repitiendo mentalmente deseos de bienestar, por ejemplo: “Que esté bien y sea feliz”. Estas frases pueden dirigirse a nosotros mismos, familiares, amigos y progresivamente a un círculo cada vez más amplio de seres. También se puede prestar atención a las sensaciones corporales, enfocándose en el área de corazón, o imaginar creativamente paisajes y situaciones agradables. 

El nervio vago conecta el cerebro con el corazón, participando en nuestro sistema orgánico de conexión interpersonal. El tono del nervio vago se mide según varían los latidos del corazón cuando inspiramos o espiramos. Cuando el tono de este nervio es alto existen más situaciones de conexión emocional positiva y se producen, en palabras de Fredickson, “espirales ascendentes del corazón”. La práctica del amor incondicional aumenta el tono del nervio vago, produciendo efectos positivos en la salud mental y física.

Aprende a mimar tu corazón, como el jardinero que cuida delicadamente su jardín, para que florezca toda la vida que existe alrededor.