miércoles, 28 de octubre de 2015

Un círculo mágico

Recientemente participé en el primer festival internacional de coros polifónicos Ciudad de Antequera. Mi coral fue invitada con motivo del 25 aniversario de la Coral San Sebastián. Fueron unos anfitriones muy generosos y durante dos días me sobraron motivos para sentir admiración. Conocimos lo más destacado de la milenaria cultura de esta hermosa ciudad andaluza. Visitamos la alcazaba árabe para contemplar la ciudad desde arriba con el telón de fondo de la peña de los enamorados. Cantamos en las plazas y calles de la ciudad, en el patio de un centro de arte contemporáneo y en una colegiata renacentista, un antiguo centro de transmisión del saber.

El final del concierto principal fue emocionante; más de doscientas voces distribuidas por la Colegiata de Santa María cantamos el coro de los esclavos del Nabucco de Verdi. Me sorprendieron las miradas emocionadas del público en los aplausos finales. Como dice la letra del coro quizás “su pensamiento voló con alas doradas para posarse en las praderas y las cimas”. Según Hans Berger algunas melodías activan el cerebro mediante las ondas alpha, que aparecen cuando nos relajamos.

Al día siguiente cantamos en interior del Dolmen de Menga. Es un monumento megalítico con 5000 años de antigüedad, que se propone este año para ingresar en la lista de lugares patrimonio de la humanidad. Me admira cómo fueron capaces de cortar y mover, sin maquinaria, esas enormes piedras con toneladas de peso. Un enorme esfuerzo de todo un clan de agricultores para honrar a sus antepasados.

Viví un momento muy especial. Era la primera vez que se daba un concierto allí. Un centenar de cantantes formamos un círculo alrededor del pozo iluminado al fondo del dolmen. Entonamos el Canticurum Iubilo de Haendel: “Dancen también la música, las olas, las estrellas con el júbilo de los cánticos. Cantando con nuestros recursos, alegraos, aplaudid”. Me alegró participar en aquel momento mágico de conexión con algo más grande que uno mismo. Gracias de corazón a quienes lo hicieron posible

Dolmen de Menga
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jueves, 22 de octubre de 2015

Un momento de atención

Al comienzo del verano estaba desayunando en una cafetería y se acercó a saludarme una coordinadora de la delegación municipal de cultura. Casualmente llevaba un ejemplar de “Todos los días eran buenos” y se lo enseñé. Me propuso presentarlo en octubre en el principal festival literario de mi ciudad.

El día de la presentación el tiempo presagiaba tormenta. Era un domingo por la tarde lluvioso. Muchas amistades ya habían ido a una presentación anterior y temí que hubiera escasa asistencia. A la hora de empezar sólo estábamos mi madre, sus amigas y alguna persona más. La puntualidad española es proverbial. Poco a poco fueron llegando amigos, familiares y conocidos. Hasta llegó un fotógrafo que nos hizo posar con el libro. Hubo éxito de público. Mi madre contabilizó sólo dos sillas sin ocupar.

Convencí a mi madre para que subiera conmigo al escenario. Comencé a explicar el origen del libro: en 2013 conocí una investigación que demostró que recordar los sucesos positivos del pasado aumentaba el bienestar de los mayores. Pensé que no podía perderme aquella experiencia con la mujer más positiva que conozco: mi madre. Luego empezamos a contar anécdotas que se recogen en el libro y nos reímos mucho. Loles me dijo que no se cansa de leerlo.

A mitad de la charla empezó a caer el diluvio universal. El encargado del sonido empezó a bajar las persianas para evitar que el agua entrara en la caseta instalada en medio de la plaza. Me sentí a gusto con esa lluvia, aunque el estruendo de gotas salpicando sobre el techo apenas me dejara entender las preguntas del público. La calle estaba desierta y sentí cierto recogimiento. Afuera brama la tempestad pero lo que importa está aquí y ahora. Aquel momento era sólo para nosotros y no para ser mirado por los transeúntes.

Una mujer me dijo que mi madre me había dado la vida y que yo se la había devuelto. ¡Ojalá pudiera ofrecerle todo lo que me entregó!

viernes, 2 de octubre de 2015

Disfruta de la belleza

El final del verano tiene para mí un nombre: FITEC. Es el festival de teatro de calle que se celebra a finales de septiembre en mi ciudad. Me permite apurar los últimos sorbos del verano con buen tiempo para estar en la calle, ver a los amigos y disfrutar de los espectáculos. Subí a la azotea del ayuntamiento; un escenario privilegiado para contemplar la ciudad desde arriba. Justo cuando comenzaba el espectáculo de danza, las nubes se apartaron y contemplamos una puesta de sol espectacular. Una pareja de bailarines representaron tres escenas sobre las diferentes fases del amor, según el folleto. Se creó un momento mágico gracias a la música, la coreografía, los movimientos ágiles y hermosos de los bailarines bajo una sobrecogedora luz dorada. Enseguida afloraron en mí emociones de asombro y admiración.

La apreciación de la belleza y la excelencia es una capacidad humana que permite experimentar emociones trascendentes como la admiración, el sobrecogimiento o la elevación. Se trata de apreciar la belleza en el arte y la naturaleza, pero también la excelencia moral (los actos de bondad o altruismo) y la excelencia no moral (talento y habilidades extraordinarias de músicos, deportistas, etc.) Las personas que poseen esta fortaleza experimentan más alegría cotidianamente, encuentran más sentido a sus vidas y pueden conectar más profundamente con otras personas.

Para entrenar esta fortaleza puedes tomar conciencia cada día de la belleza natural que te rodea: el canto de los pájaros, el paisaje, los colores del arcoiris, la apertura de una flor. Nota los cambios graduales que se producen en cada estación. Acércate a un museo, a un concierto o visita los edificios más hermosos de la ciudad. Haz tu entorno más estético. Decora tu casa en las ocasiones especiales. Aprecia la bondad de la gente que te rodea.

Como William Blake, quizás encuentres "el mundo en un grano de arena, el paraíso en una flor, la eternidad en una hora y el universo en la palma de mi mano".

Si quieres ver un emocionante ejemplo de excelencia moral pulsa aquí