miércoles, 23 de octubre de 2013

Lo verdaderamente importante



El 11 de octubre falleció María de Villota, la primera mujer española que pilotó un coche de Fórmula 1. Ese día iba a dar una conferencia en Sevilla y presentaba tres días después su libro “La vida es un regalo”, que leí de un tirón. Es muy emocionante. Resulta increíble lo que consiguió en la pista: llegar a lo más alto del automovilismo compitiendo contra hombres es un logro excepcional. Pero más prodigioso es lo que logró tras su accidente, recuperarse sin ayuda psicológica de un traumatismo que le fracturó el cráneo y le hizo perder un ojo.

Entre un 30 y un 50 % de las personas que sufren una experiencia extrema son capaces de resistir volviendo a su estado anterior al trauma. Incluso algunos consiguen salir fortalecidos, produciéndose un crecimiento tras la adversidad. Estas personas descubren capacidades nuevas que desconocían que tuvieran y reordenan sus valores, lo que produce cambios en su filosofía de vida. También sienten más seguridad para afrontar otras experiencias.

Bronnie Ware trabajó en cuidados paliativos con enfermos terminales y afirma que "la gente crece mucho cuando se enfrenta a su propia mortalidad". Preguntó a sus pacientes sobre las cosas que hubieran hecho de modo diferente en sus vidas y las cinco respuestas más frecuentes fueron:

1) Tener el coraje para vivir una vida auténtica por mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí.
2) No trabajar tanto y dedicar más tiempo a los hijos y la pareja.
3) Expresar mis sentimientos.
4) Mantener el contacto con mis amigos, brindándoles el tiempo y esfuerzo que merecen.
5) Permitirme ser más feliz. Reírme más y tomarme la vida con humor.

¿Qué es lo verdaderamente importante? ¿Qué te aporta felicidad duradera? ¿Qué sueños te quedan por cumplir? Quizá María conociera algunas respuestas cuando leyó esta petición en la boda de su hermano: “Por los que estamos aquí, para que transmitamos cada día, con alegría, el regalo que es vivir”. Tu vida es tu mejor mensaje.

lunes, 14 de octubre de 2013

Saborear el pasado



Revivir los recuerdos positivos del pasado es un proceso mental normal y sano, fuente de satisfacción que nos permite fortalecer la propia identidad y dar sentido a la historia personal.

Hace poco mi madre me contó esta anécdota que sucedió en casa de su mejor amiga de la infancia: <<Le digo a la madre de Angelita: “Carmencita, ¿quiere usted que le eche las cartas?”. Contesta: “vete a hacer puñetas”. Le pregunto a su hija Pepi: ¿quieres que te eche las cartas?”. Responde: “sí”. Me puse a contarle todas las tonterías que me parecían. De pronto, veo la sota de espadas y digo: “un soldado viene de camino, de un momento a otro van a llamar a la puerta”. Me callo y oímos: “toc, toc, toc”. Pepi abre la puerta y grita: “ah…” y apareció el novio, que estaba en la mili. Luego la madre me pide: “échamelas a mí”. Ya no consentí echarlas más. Aquello fue una casualidad, ¡pero lo que nos reímos!>>

Conocí este divertido momento gracias a varias tardes que pasé con mi madre repasando los sucesos positivos de su vida. Empezamos por la infancia, recordando su adolescencia, la juventud y su madurez hasta el momento actual. Le pregunté por los momentos felices vividos junto a su familia o los amigos. 

Lo pasamos muy bien esos días, nos reímos mucho, descubrí anécdotas desconocidas y entendí mejor cómo mi madre ha llegado a ser como es. Sentí entonces que aumentaba nuestro afecto mutuo y me transmitió aprendizajes que podrán pasar a otra generación. Resulta sorprendente conocer cómo han cambiado las costumbres o el esfuerzo que costaba, por ejemplo, lavar la ropa. También me emocionaron y admiraron algunos episodios de su vida. Es una lección comprobar cómo ella ha vivido una buena vida, conservando intactas sus ganas de vivir, pese a las adversidades que encontró en el camino.

Te propongo que aprendas cuanto puedas de tus mayores porque, como decía José Saramago, “la vejez empieza cuando se pierde la curiosidad”.

martes, 1 de octubre de 2013

¿Placer o plenitud?



Hace siglos los filósofos ya se hacían preguntas sobre cómo encontrar la felicidad. Para los hedonistas, la felicidad se basaba en la búsqueda del placer. En cambio, para Aristóteles el fin último era la felicidad entendida como plenitud de ser o “eudemonia”. Para Epicuro una vida sencilla nos acerca más a la felicidad que todos los lujos superficiales. Según él, la receta de la felicidad incluiría la amistad, la autonomía y distinguir lo que realmente necesitamos.

¿Cuál ha sido el momento más feliz de tu vida? Puede que vengan a tu mente situaciones de especial conexión con las personas que amas o con logros que hayan dotado a tu vida de un sentido profundo. No creo que te acuerdes del sabor de un bombón o de aquella vez que fuiste al SPA.

Un reciente estudio dirigido por Barbara Fredrickson demuestra que sentirse feliz afecta a la expresión de los genes. Nuestras células inmunitarias responden mejor a altos niveles de bienestar provocados por acciones altruistas o que favorecen el bienestar común, aumentando fuertemente la expresión de genes antivirales y anticuerpos, conllevando una baja expresión de genes inflamatorios. 

 Al contrario, parece que el hedonismo proporciona felicidad a corto plazo, pero consecuencias físicas negativas a largo plazo. Las personas con altos niveles de felicidad hedónica obtenida mediante la auto-gratificación, presentan una baja expresión de genes antivirales y anticuerpos, expresándose más los genes inflamatorios, que están relacionados con enfermedades coronarias y artritis.

Decía Romain Rolland que "cuando la felicidad egoísta es el único fin en la vida, la vida enseguida deja de tener un fin". Los humanos hemos necesitado cooperar para sobrevivir y quizá la naturaleza aprendió a recompensar el altruismo con buena salud. Como los antiguos filósofos puedes preguntarte dónde encuentras tu auténtica felicidad: buscando placer, siendo mejor persona o de otra manera. Pero cuando veas anuncios ofreciéndote felicidad a cambio de cosas recuerda que, como dijera Henry VanDyke, la felicidad "no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos".