miércoles, 4 de diciembre de 2013

Los mejores momentos



Si hiciera un ranking de las mejores experiencias de mi vida, sin duda, los primeros puestos serían para los nacimientos de mis hijas. Aquellas noches fueron muy emocionantes. Sentí mucha felicidad y admiración. Recién nacidas ya eran seres humanos plenos, aunque diminutos. Me asombró su perfección. Enseguida brotaron el afecto, el cariño y la ternura. También experimenté agradecimiento porque su llegada al mundo comenzara bien. Percibí una sensación de calor y apertura en el pecho.

Según Abraham Maslow, las “experiencias cumbre son los mejores momentos del ser humano, los momentos más felices de la vida”. Estas sensaciones no duran mucho tiempo, pero experimentarlas puede tener consecuencias permanentes. Chad Burton y Laura King comprobaron que escribir quince minutos diarios sobre estas experiencias, durante tres días, es eficaz para disfrutar de mejor salud física y mental.

En un curso de psicología positiva me pidieron que escribiese detalladamente el mejor momento de mi vida, reviviendo los sentimientos, las sensaciones, los pensamientos y las emociones que estaban presentes entonces. Luego, nos invitaron a compartir la experiencia con el compañero. No me extrañó ver el brillo de sus ojos mientras me hablaba del nacimiento de su hijo. Pregunté a la compañera del otro lado si había elegido la experiencia de ser madre como su mejor momento y me dijo que sí. Tres de tres. ¿Casualidad o causalidad? Tal vez, sentir ese torrente de emociones positivas nos ayuda a crear un vínculo afectivo con nuestros hijos, tan necesario como el alimento para su crecimiento.


Quizás, lo que sentí en mis mejores momentos fue elevación, una novedosa emoción positiva que se percibe mediante un fuerte sentimiento de afecto en el pecho, al presenciar actos que muestran lo mejor del ser humano. Experimentar elevación nos inspira para ser mejores, hace que queramos estar, cooperar y ayudar a otras personas. 

¿Cuál fue tu momento cumbre? ¿Cuándo te sentiste intensamente vivo? ¿Cuándo descubriste lo que verdaderamente eres? Lo esencial, parafraseando a Saint Exupery, sólo podrás verlo bien con el corazón.

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