martes, 1 de octubre de 2013

¿Placer o plenitud?



Hace siglos los filósofos ya se hacían preguntas sobre cómo encontrar la felicidad. Para los hedonistas, la felicidad se basaba en la búsqueda del placer. En cambio, para Aristóteles el fin último era la felicidad entendida como plenitud de ser o “eudemonia”. Para Epicuro una vida sencilla nos acerca más a la felicidad que todos los lujos superficiales. Según él, la receta de la felicidad incluiría la amistad, la autonomía y distinguir lo que realmente necesitamos.

¿Cuál ha sido el momento más feliz de tu vida? Puede que vengan a tu mente situaciones de especial conexión con las personas que amas o con logros que hayan dotado a tu vida de un sentido profundo. No creo que te acuerdes del sabor de un bombón o de aquella vez que fuiste al SPA.

Un reciente estudio dirigido por Barbara Fredrickson demuestra que sentirse feliz afecta a la expresión de los genes. Nuestras células inmunitarias responden mejor a altos niveles de bienestar provocados por acciones altruistas o que favorecen el bienestar común, aumentando fuertemente la expresión de genes antivirales y anticuerpos, conllevando una baja expresión de genes inflamatorios. 

 Al contrario, parece que el hedonismo proporciona felicidad a corto plazo, pero consecuencias físicas negativas a largo plazo. Las personas con altos niveles de felicidad hedónica obtenida mediante la auto-gratificación, presentan una baja expresión de genes antivirales y anticuerpos, expresándose más los genes inflamatorios, que están relacionados con enfermedades coronarias y artritis.

Decía Romain Rolland que "cuando la felicidad egoísta es el único fin en la vida, la vida enseguida deja de tener un fin". Los humanos hemos necesitado cooperar para sobrevivir y quizá la naturaleza aprendió a recompensar el altruismo con buena salud. Como los antiguos filósofos puedes preguntarte dónde encuentras tu auténtica felicidad: buscando placer, siendo mejor persona o de otra manera. Pero cuando veas anuncios ofreciéndote felicidad a cambio de cosas recuerda que, como dijera Henry VanDyke, la felicidad "no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos".

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