miércoles, 3 de diciembre de 2014

Relaciones positivas

Hace unos días paseando vi a una adolescente subida a un banco. Su amiga le dijo: “Te voy a hacer una foto”. Ella contestó varias veces, muy enfáticamente, que no. La miré y vi que posaba con la cadera y la cabeza ladeadas, sacando morritos y con una señal de victoria en sus dedos. Ante tal incongruencia se me escapó la risa. La joven se percató y soltó una carcajada. A su amiga se le contagió la hilaridad e hizo falta poco para que los tres pasáramos un inesperado buen rato, sin siquiera conocernos.

Las relaciones positivas con otras personas (pareja, familia, amigos y compañeros) son el factor que más contribuye a una buena vida psicológica. Una buena relación se caracteriza porque la comunicación positiva supera considerablemente a la negativa. John Gottman observó que las parejas felices tienen cinco interacciones positivas por cada negativa. Daniel Kahneman realizó un experimento con 909 mujeres, que tenían que anotar quince veces al día lo que hacían y cómo se sentían. Las dos actividades que más bienestar les proporcionaban eran el sexo y las relaciones personales. Para Martin Seligman las personas felices son extremadamente sociables, según él “hay pocas cosas positivas que sean solitarias”. Uno de los cinco elementos de su teoría del bienestar son las relaciones.

Las relaciones sociales positivas las creamos estando de buen humor. La felicidad nos incita a socializarnos. A su vez, el altruismo y la amabilidad liberan serotonina en el cerebro, esta hormona provoca que nos sintamos bien. Creándose así una espiral ascendente entre bienestar y buenas relaciones.

¿Cómo mejorar la vinculación con los demás? Interesándose por los demás y haciendo cosas juntos. Por ejemplo, siendo más amable de lo habitual, ideando un gran acto de bondad desinteresada y materializándolo inesperadamente. También respondiendo a las buenas noticias de manera activa y constructiva, celebrando los éxitos de forma entusiasta. Y amando. Como dijo Mariano Yela, “quizá el amor no sea necesario para vivir, pero sí para que merezca la pena vivir”. 

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