lunes, 15 de diciembre de 2014

Rituales positivos

Todavía recuerdo lo que me dijo mi hija mayor cuando recibió su primera consola de videojuegos. Llevaba tiempo pidiéndola y quisimos demorar la satisfacción de su deseo. Normalmente, no obtenemos lo que deseamos enseguida, sino tras esforzarnos para conseguirlo. Saber aplazar la recompensa es necesario para tener éxito en la vida, perseverando hasta alcanzar los objetivos. En un clásico experimento se entregaba una “gominola” a niños muy pequeños. Se les decía: “puedes comértela pero, si esperas a que vuelva, te daré dos”. Los niños que conseguían esperar, solían tener más éxito en sus estudios a largo plazo. Aquel año los Reyes Magos trajeron un voluminoso regalo. Cuando lo abrió empezó a saltar y vino a abrazarme, diciendo: “¡Papá, lo hemos conseguido!”.

Las celebraciones navideñas son un ritual que se repite anualmente, cargado de ilusión para los más pequeños de la familia. Se pueden crear otros rituales positivos para fortalecer los vínculos con los hijos y crear recuerdos felices. Por ejemplo, acabar el día con la típica sucesión de baño relajante, cuento y peluche para dormir. Después se pueden rememorar los sucesos positivos preguntando: ¿Cuáles son las tres mejores cosas que han pasado en el día? O visualizar, cerrando los ojos antes de dormir, paisajes bonitos o mundos imaginarios, pidiéndoles que hablen de los colores, sonidos, olores y sabores del lugar imaginado. 

Celebrar lo que hacen bien es otra manera de crear lazos sólidos. En vez de hacerles un regalo cuando consiguen buenas notas, puedes llevarles al parque de atracciones u organizar alguna excursión que os permita disfrutar juntos.

Cada vez que un hijo de mis amigos hace la primera comunión o cumple diez años, preparamos una canción para cantarle durante la celebración. Cuando terminan un ciclo educativo, escribo a mis hijas una carta resaltando sus cualidades y trasmitiéndoles algunas ideas que considero importantes o que podrían ayudarles en esos momentos de cambio. Quizá, como dice un amigo, “lo único que importa es que nuestros hijos aprendan a sentirse bien consigo mismos”.

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