miércoles, 4 de junio de 2014

Lo que siente tu corazón

De niños dibujamos corazones para expresar amor. Después aprendemos que el cerebro interviene decisivamente en las emociones, preparando al organismo para actuar. En realidad, estos órganos vitales están interconectados en ambos sentidos y el corazón puede también facilitar el funcionamiento del cerebro.

Seguramente habrás visto el dibujo de las ondas dibujadas por un electrocardiograma. Pueden ser caóticas, llenas de subidas y bajadas con picos como las cotizaciones en bolsa. Los pensamientos negativos hacen aflorar ese caos ondulatorio y afilado.

También las ondas del corazón pueden ser, como cuando lanzamos un guijarro en un estanque, ondulaciones regulares y suaves que reciben el nombre de coherencia cardiaca. Aprender a mantener este estado puede provocar muchos beneficios para la salud. Psicológicamente disminuye el estrés y la ansiedad, aumentando la capacidad para regular las emociones.

Existe un método para desarrollar coherencia cardiaca en tres pasos, creado por el HeartMath Institute de California.

  1. Respirar: Realiza dos respiraciones profundas prestando atención al inicio de la espiración, en la pausa y dejar que se desencadene por sí sola la inspiración siguiente.
  2. Visualizar: Atiende a las sensaciones del corazón en el pecho. Imagina que al respirar el corazón recibe un baño de aire puro. Quizá puedas imaginar a tu corazón flotando como un niño y disfrutando de un baño de agua tibia.
  3. Conectarse a la sensación: Tal vez sientas calor o expansión en el pecho, puedes acompañarla y animarla con el pensamiento y la respiración. Puedes evocar un sentimiento de gratitud o amor hacia una persona, un niño o una mascota. O también una escena de paz y felicidad en la naturaleza. Puede que aparezca una sonrisa.
Escuché en una conferencia a Jaume Sanllorente, fundador de la ONG Sonrisas de Bombay, relatar que su abuela le preguntaba: “¿Qué te dice el corazón?”. Diga lo que diga, ahora sabes cómo aumentar tu calma interior para no tomarte las cosas a pecho. Con una buena corazonada, cuéntale a tu cerebro emocional que todo va bien.

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